martes, enero 23, 2007

Empieza el año...

Realmente estoy fastidiado, aburrido, hastiado... estoy en la oficina y no tengo nada que hacer.

Por si alguien quiso leer algo nuevo últimamente, le pido una disculpa por haberlo dejado con las ganas (uy sí, como tengo tantas visitas).

En fin, que tuve un mes de diciembre muy ajetreado, el día primero me fui a un campamento de fin de semana con un grupo de adolescentes de la iglesia y la verdad me la pasé tan bien... realmente es increíble que el poder trabajar con los chavos lo hace a uno renovarse, además de aprender de ellos.

Pero nada más llegar del campamento y prácticamente tuve que venir a trabajar todos los días (¡fin de semana incluído!) hasta el 22 de diciembre, porque teníamos unos pedidos bastante grandes y pues había que cumplirlos.

Ya después tuve la oportunidad de celebrar el nacimiento del Salvador y participé en una Misa tan sencilla, pero tan bella, que me enriqueció mucho, luego de ello tuve la oportunidad de cenar con la familia de mi mamá en Nochebuena y disfruté tanto, que a punto estuvimos de olvidar la verdadera razón de la celebración, afortunadamente, un tío nos hizo la reflexión correspondiente y volvimos a encontrar dicha razón...

La semana que siguió fue prácticamente de descanso total y así pues, tuve después la oportunidad de volver a participar en la Misa para dar gracias por las bendiciones recibidas en el año, pues si bien, tuve algunos problemas, también tuve innumerables bendiciones.

He empezado el año nuevo con nuevos ímpetus y, ahora que lo pienso mejor, no tengo razón para estar de la manera que decía al principio, pues no tengo sino motivos para dar gracias: tengo una maravillosa familia que me ama y a la que amo y que me apoya, tengo un trabajo decente que me permite empezar a labrar mi futuro, he encontrado un grupo de amigos maravillosos con quienes sé que puedo contar, estoy estudiando una nueva carrera que me apasiona y por supuesto, tengo el Amor infinito e inagotable de Dios que siempre está conmigo.

Cierto que hay muchos momentos en que ¡UCHALA MANO! tengo ganas de ese apapacho que solo nos puede dar una pareja y hasta me siento triste, pero creo que poniéndome en manos del Señor y confiando plenamente en Él, me guiará a la persona adecuada para mí y en el momento que también sea adecuado.

Mientras tanto, mis queridos lectores, abuso de su bondad para pedirles que me tengan presente en sus oraciones.

Que el año que empezamos esté lleno de éxito y bendiciones.


Ave!