jueves, octubre 19, 2006

Otra vez el amor...

Hace siete meses y luego de cuatro años de un (yo pensaba) maravilloso noviazgo, mi novia decidió terminar la relación y es que, me dijo, tenía miedo de que se hubiera convertido en costumbre. Yo nunca lo sentí así, especialmente por la situación particular de nosotros, pues vivimos en ciudades diferentes y, contrario a otros noviazgos, no nos veíamos todos los días ni haciamos siempre las mismas cosas. Sin embargo, en retrospectiva, si bien no me parece que hubiera sido costumbre, si era bastante complicado hacer un viajecito de 4 horas para vernos.
En fin, les cuento que al principio obviamente estaba yo devastado, en esa situación que no quieres ni salir de la cama, sin embargo, había que seguir adelante y pues entre el trabajo, la segunda carrera que estaba empezando a estudiar y mi familia, no me dejaron estar ni un día sin hacer nada (aunque aclaro que venía a la oficina y me quedaba frente al monitor de la computadora sin hacer nada, pues no podía concentrarme).
Y es que a decir verdad, nunca antes había sufrido en serio; mis papás siempre estuvieron apoyándome en todo lo que hacía, siempre tuve a mis hermanos y en general a mi familia a mi lado (y los sigo teniendo) y para mí, todas las situaciones de sufrimiento cotidiano de mucha gente (violencia intrafamiliar, pleitos constantes, separaciones, etc.) pues me eran ajenas en realidad; sin embargo, en esos días en que mi familia me echaba porras y me daba por mi lado, una querida amiga de la universidad (de mi primera carrera) me regañó fuertemente y me dijo que estaba perdiendo el tiempo con mis sufrimientos tontos que no ayudaban a nadie, ni siquiera a mí, que el dolor obviamente ahí estaba, pero que de mí dependía seguir sufriendo o no.
Así que decidí dejar de sufrir: me acerqué mas a mi familia, a Dios, a mis amigos (ahora tengo más amigos en mi comunidad juvenil), a la escuela que me encanta y sobre todo a mí mismo y puedo decir que, dentro de lo humanamente posible, soy feliz y me siento tranquilo y satisfecho con como estoy ahorita en mi vida y en mi relación con los demás.
Se preguntarán ¿a qué viene todo este rollo? Pues resulta que el lunes me habló mi ex y me dice que está en México, que si podíamos platicar y el martes fuimos a tomar un café (en realidad yo me comí unas crepas deliciosas porque moría de hambre) y pues me dice que no ha logrado hacer nada en su vida, que no tiene ilusiones ahorita y que en realidad ahora se da cuenta que me extraña y me necesita para ser feliz.
Yo le dije que creo que ella debe ser feliz primero con ella misma y no basar su felicidad en mí y que luego que esté satisfecha y contenta y que tenga más ilusiones en la vida, pues entonces puede ser que podamos ver que onda con nosotros y es que la verdad es que ahorita su vida es bastante aburrida porque tuvo que salirse de la universidad y no tiene nada que hacer y me da miedo que nada más quisiera estar conmigo para tener algo que hacer y al rato se arrepienta de nuevo.
Además existe una razón más egoísta: actualmente no quiero tener novia, me siento a gusto por el momento y me he dedicado a pasar mucho tiempo con mis hermanos y mis amigos y me siento tranquilo.
¿Estaré siendo egoísta? ¿Tendré miedo? Ahora me siento un poco mal, pues no quiero que sufra, porque de verdad la amo, pero quiero que sea libre y feliz y en todo caso, si es lo adecuado, pues ya con el tiempo veremos que hacer con respecto a nosotros.
¿Habré hecho mal?

miércoles, octubre 11, 2006

La fidelidad, el amor, el dolor y la fe

Cuando supimos la noticia, hace un par de meses, que mi primo Jorge se iba a casar, nos sorprendimos todos porque, si bien ya llevaba bastante tiempo de un, a mi jucio, buen noviazgo, pues están todavía bastante jóvenes para el promedio de hoy en día (él tiene 24 y ella 19), sin embargo, por fin el sábado pasado se casaron en nuestra parroquia, en una ceremonia sencilla, pero realmente hermosa y emotiva y, al verlos llevarla a cabo con tanta seguridad, entrega, amor y fe en Dios, supe (no sé como), que van a ser un buen matrimonio y que van a ser felices.


La ocasión me sirvió además para reflexionar en el amor tan grande que Dios nos tiene y que algunos reciben mediante el don del matrimonio. Lo único malo es que ya nos saltó a varios, pero espero que no nos quedemos jeje, porque realmente creo que quiero pasar mi vida al lado de una mujer a la que ame y que podamos fundar una hermosa familia (le pido a Dios que me envíe a esa mujer y que sepa yo reconocerla y entregarle mi vida).
Por otro lado, me puse a pensar que muchas veces le sacamos la vuelta al compromiso del matrimonio (o, para el caso, a cualquier compromiso serio), porque nos hemos vuelto hedonistas, materialistas y sumamente egoístas. Y empezamos a buscar pretextos para no realizar las cosas (Sí nos casamos, nada más que quiero tener más seguridad económica; Quiero ser un buen cristiano, pero antes quiero gozar de la vida; etc.) y vamos aplazando las cosas importantes.
Y es que, las lecturas del domingo pasado en Misa "coincidentemente" (cada vez estoy más seguro que no existen las coincidencias), trataron precisamente sobre el matrimonio y es cuando se da uno cuenta de que el plan de Dios para nosotros es uno(que además es lo mejor para nosotros), pero nosotros nos encargamos de echarlo a perder y así entramos en relaciones vacías que no solo nos impiden crecer, sino que incluso nos van haciendo retroceder en nuestro caminar de la vida.
En contraste, el propio domingo me enteré que al papá de un amigo sacerdote que nos acompaña en el caminar de mi comunidad juvenil se le reventó la arteria aorta (creo, no me culpen si esto está mal, nunca me fue bien en las materias de anatomía y eso) y está muy grave en el hospital y, por supuesto, el dolor de un amigo siempre es un dolor propio y pues cuando estábamos en Misa llegó este amigo y nos contó como estaba su papá (muy grave) , cuáles son las esperanzas de los médicos (muy pocas) y cómo estaban él y su familia y esto último fue lo maravilloso.
Porque, a pesar del cansancio notorio por las noches de desvelo, se le veía tranquilo y nos dijo que así estaba: tranquilo y con mucha fe, que si bien eran momentos de dolor, también eran momentos muy importantes para la unión de su familia y de mucha confianza en Dios. Que hubo momentos de reconciliación entre algunos familiares y que además el recibir el amor y el apoyo de la comunidad son cosas que ayudan a seguir adelante y a descubir a Jesús en los demás.
Afortunadamente pude ofrecer algo de ayuda, pues el jefe de la unidad de cuidados intensivos donde está este señor, es padrino de mi hermanita y pues luego luego nos comunicamos y, pues aunque se supone que los medicos deberían tratar excelentemente a todos sus pacientes, siempre sí hay algunas diferencias cuando el médico tiene algún interés especial por el paciente.
En fin, creo que siempre habrá lugar para el amor y que aún en medio de los dolores y las adversidades, siempre hay un lugar para la fe y para el amor de Dios, primero que nada y de los demás.
Ave!

miércoles, octubre 04, 2006

El valor de la amistad

Primero que nada, si es que hay alguien que me lea, quiero decirle dos cosas: gracias y perdón; gracias por interesarte en lo que escribo y en lo que pienso y perdón por no haber escrito nada en un rato, pero de por sí no me da tiempo de escribir mis reportes para la uni (aunque tal vez solo es un pretexto, porque si le busco, si tengo algo de tiempo, pero soy medio flojo).
El otro día platicando con mis hermanos de la comunidad juvenil en la parroquia, el tema que tratábamos era la amistad y, como siempre, no llegamos a ninguna conclusión, sin embargo pudimos intercambiar opiniones y comentarios y yo llegué a unas conclusiones que, si bien, son completamente personales, creo que no están tan erradas:
  1. La amistad, como todo aquello relacionado con el amor (relaciones de pareja, de padres con hijos, con Dios), es una relación en la que YO estoy dispuesto a darte a TI mi amor y mi vida.
  2. Si bien para que exista una relación completa de amistad, debe haber reciprocidad, creo que yo puedo estar dispuesto a ser amigo de todos y entregarme por completo, aunque no siempre reciba algo a cambio.
  3. Dicen que los amigos se cuentan con los dedos de la mano, sin embargo yo he tenido la fortuna de conocer gente (mucha más de 5), a quienes tengo que considerar mis amigos, porque no son ni mis compañeros de trabajo, ni mi familia, ni simples conocidos, aunque algunos de ellos tenga mucho tiempo que no veo.
  4. El mejor amigo que podemos tener es aquel que siempre siempre va a estar a nuestro lado, aconsejándonos, aceptándonos tal como somos, cuidándonos y perdonándonos sin fallarnos nunca y ese único amigo perfecto, es DIOS. Procuremos corresponder a su amistad.

Creo pues que la amistad es un don que se nos da sin merecerlo (como todos los dones) y que deberíamos a la vez ofrecerlo todo el tiempo a toda la gente. Nunca sabemos si ese que está enfrente podría llegar a ser un gran amigo.

Si es que alguno de mis amigos lee esto, le pido perdón por no haber estado más cercano en las últimas fechas y ofrezco mi amistad sincera a quien no conozco todavía.

Finalmente, quiero agradecer a Dios por los viejos amigos que tengo y por los nuevos amigos que hice en esta semana pasada en una maravillosa parrillada a la que asistí (por cierto, que los cortes de carne estaban realmente exquisitos).

Ave!