A pesar de la gran concentración de personas, la contaminación, los problemas sísmicos y últimamente el plantón del peje (aunque espero que esto último se acabe pronto), amo locamente a esta otrora "Ciudad de los Palacios".
Y es que, como las grandes metrópolis del mundo, en ésta tenemos de todo y para todo, lo mismo puedo asistir a una galería de arte de primer nivel que asistir a un concierto en el zócalo (la plaza principal de la ciudad) de algún grupo de música norteña, pop, electrónica, etc.
Igual puedo ir a caminar al centro histórico de la ciudad y (a veces entre vendedores ambulantes), admirar los grandes edificios antiguos que van desde las ruinas del Templo Mayor hasta varios edificios Art Decò, pasando obviamente por las maravillosas construcciones coloniales de todos los estilos, barrocas, churriguerescas, herrerianas, neoclásicas, etc. En otro momento puedo pasear por el centro antiguo de alguno de los barrios de la ciudad como el famosísimo Coyoacán, el menos famoso pero igual de hermoso Tlalpan y el muy tranquilo, pero maravilloso centro de mi Mixcoac antiguo (mi barrio), con mi bellísimo ex convento de Santo Domingo de Guzmán.
Puedo darme una vuelta para admirar los maravillosos ejemplos de arquitectura moderna en los grandes corporativos de Santa Fe que nos hacen sentir que verdaderamente estamos en el primer mundo. También puedo visitar alguno de lo que queda de los bosques urbanos, como Chapultepec o el bosque de Tlalpan y tratar de imaginar los grandes espacios verdes que habrán disfrutado nuestros antepasados o ir a Xochimilco y mientras viajo en sus trajineras imaginar esa gran ciudad lacustre desde la que los mexicas dominaron el Anáhuac.
Tenemos museos de todo tipo y para todos los intereses, como el Nacional de Antropología, que es el mayor del mundo en su género, el bellisimo Nacional de Historia en el castillo de Chapultepec, donde podemos reconstruir la vida de los malogrados emperadores Maximiliano y Carlota, el Nacional de Arte, en un increíble edificio de la época de Porfirio Díaz, construído para sede de Telecomunicaciones allá por 1910, hasta el más nuevo museo interactivo de economía, que a decir de su directora es único (todavía no lo conozco) en el mundo y donde podemos entender el complicado universo de la economía de forma didáctica e interactiva. Hay también museos pertenecientes a fundaciones e instituciones privadas. Como decía hay museos para todos los gustos (hay hasta un museo de la pluma ¡sí! de las de escribir), arqueológicos, religiosos, de arte, históricos, regionales, y no sé cuántos más.
Hay gran cantidad de salas de conciertos de todos los estilos, de teatros con obras para todos los gustos, de cines presentando desde lo último en grandes producciones de Hollywood hasta las más avanzadas obras de "cine de arte".
Restaurantes de los más variados estilos de comida, clubes nocturnos, varios estadios mundialistas de fútbol, la plaza de toros más grande del mundo (eso dicen), en fin...
Con el fin de no parecer demasiado chocante, ya mejor ahí le dejo, no vayan a decir que soy un chovinista por alabar demasiado mi ciudad.
Aquí dejo una dirección que trae algunas fotos muy lindas de la ciudad de México, aunque claro, podrían haber más y de más cosas, pero bueno, las fotos que consiga las subiré. http://homepage.mac.com/helipilot/PhotoAlbum20.html
Ave!
2 comentarios:
Hola, Toño:
Pues creo que --no hablando de ciudades, sino de países--, México y el Perú se parecen mucho, al menos en la manera de ser de las personas, giros lingüísticos y cosas así. Somos más hermanos de lo que pensamos, je, je... Muchos saludos.
claro! y eso espero que algún día nos lleve a unirnos como países y podamos crecer cada vez más
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